Coincidiendo con el Día Mundial de la Alimentación, que celebramos cada 16 de octubre, en Spin Genie nos hemos dado cuenta de que la comida es mucho más que sabor o nutrientes. Para muchos, ciertos alimentos también traen buena suerte, protegen, o incluso ayudan a conectar con la tradición y la familia.
Según un estudio que hemos elaborado a través de la plataforma Pollfish, un 58% de los españoles sigue alguna superstición relacionada con la comida, ya sea por costumbre familiar, historias que escucharon de pequeños o simplemente por creencias personales. Y de esos, el 64% considera que ciertos alimentos pueden atraer buena suerte.
Entre las supersticiones más conocidas destacan las 12 uvas de Nochevieja, que el 63% de los españoles asocia con un año próspero. Pero no solo en España existen rituales similares, ya que en Italia, por ejemplo, las lentejas de Fin de Año representan riqueza y nuevos comienzos.
Nos encanta pensar que, aunque muchas de estas supersticiones hayan perdido parte de su significado original, siguen recordándonos que la comida puede ser un símbolo de protección, fortuna y unión familiar.
De la sal al pan boca abajo: pequeñas tradiciones con gran historia
Algunas de estas creencias forman parte de nuestro día a día, a veces sin que nos demos cuenta. Por ejemplo, evitar brindar con agua sigue siendo habitual, y según un estudio de Perrier, el 75% de los españoles lo evita porque se considera de mal fario, un recuerdo de antiguos rituales funerarios griegos.
Otra superstición que se mantiene viva es no derramar la sal, ya que antiguamente era un bien muy valioso y desperdiciarla podía interpretarse como un gesto de descuido hacia la prosperidad. Hoy seguimos conservando la tradición de lanzar un pellizco de sal por encima del hombro izquierdo para “ahuyentar la mala suerte”.
El pan tampoco se libra de supersticiones. Colocarlo boca abajo sobre la mesa puede atraer escasez, un ritual que viene de la Francia medieval, cuando los panaderos reservaban el “pan del verdugo” de esta forma. En regiones como Castilla y Galicia, además, no se pasa el pan de mano en mano, sino que se apoya primero sobre la mesa, para evitar conflictos o malas vibras entre la familia.
Ajos, laurel y huevos: la magia en nuestros ingredientes
Algunos ingredientes no solo aportan sabor, sino también protección y buena energía. El ajo ha sido un escudo contra el mal de ojo y las energías negativas durante siglos. En Castilla-La Mancha todavía se cuelgan ristras de ajo en puertas o habitaciones, e incluso hay quien lo lleva en el bolsillo como amuleto.
El laurel y el romero también forman parte de estas supersticiones. El laurel simboliza victoria y éxito, mientras que el romero representa memoria y fidelidad. Muchas familias guardan hojas secas de laurel en la despensa o queman ramitas de romero para atraer buena energía.
Y si hay un ingrediente que nos fascina por su simbolismo, es el huevo. En España y en varios países de Latinoamérica se utiliza en rituales para “limpiar el mal de ojo” o las energías negativas que se puedan acumular. La práctica consiste en pasar el huevo por todo el cuerpo mientras se piensa en la situación que nos preocupa. Después se rompe en un vaso de agua, y la forma de la clara se observa con atención. Burbujas o formas extrañas pueden interpretarse como señales de envidia, malas intenciones o energías que conviene dejar atrás.
Aunque hoy pueda parecer curioso, para muchas familias, este ritual sigue siendo una forma de proteger el hogar y la armonía familiar.
Cubiertos, números y rituales de mesa menos conocidos
No todo termina en los ingredientes. También existen supersticiones alrededor del orden y la decoración de la mesa. Por ejemplo, dejar los cubiertos cruzados sobre el plato puede interpretarse como una invitación a la discordia, y dos cuchillos cruzados anuncian discusiones o traiciones.
En Italia, algunos todavía evitan que trece personas se sienten a la mesa, aunque el 17 también se considera un número de mal fario. Son detalles curiosos que nos muestran cómo la comida va más allá del plato y se convierte en un lenguaje simbólico, capaz de conectar lo cotidiano con lo espiritual.
Al final, lo que más nos fascina es cómo estas supersticiones siguen vivas en el día a día. Cada gesto, desde brindar hasta cortar el pan o colgar una ristra de ajo, es un recordatorio de nuestra historia, nuestras raíces y las tradiciones que seguimos compartiendo alrededor de la mesa. Y tú, ¿qué superstición mantienes en tu hogar?