En Spin Genie siempre decimos que diciembre no es solo el último mes del año, sino el inicio de una de las épocas más esperadas: la Navidad. Es el momento en el que se encienden las luces, vuelven los villancicos, paseamos por los mercadillos y disfrutamos de los aromas de la temporada, como el chocolate caliente y los dulces típicos.
Y no lo decimos solo nosotros. Según la última encuesta que realizamos, el 91,7 % de nuestros seguidores considera importantes las tradiciones navideñas. Para la mayoría, la Navidad sigue siendo sinónimo de unión familiar, reencuentros y momentos compartidos, aunque también puede despertar emociones más profundas cuando echamos de menos a quienes ya no están.
Reunirse en familia, mantener la magia y conectar con la cultura local son experiencias que hacen que esta época del año sea verdaderamente especial.
Eso sí, también percibimos una mirada más crítica. Cada vez son más quienes sienten que el consumismo ha ido ganando terreno en estas fechas y que parte de la esencia original de la Navidad se está perdiendo.
Por ello, muchos defienden volver a las costumbres de siempre, es decir, a las tradiciones locales y a esas pequeñas cosas que nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos, por encima de las modas pasajeras.
Un viaje a las tradiciones locales
Otro dato que nos ha parecido destacable es que el 86% de los españoles asegura que las tradiciones navideñas influyen a la hora de elegir su destino de viaje. Y tiene todo el sentido del mundo, ya que no es lo mismo visitar una ciudad en verano o primavera que hacerlo cuando se transforma por completo para celebrar la Navidad.
Por eso, desde Spin Genie hemos seleccionado algunos destinos europeos donde la Navidad conserva su esencia y se vive de manera auténtica por sus tradiciones.
Estrasburgo: la capital europea de la Navidad
Pasear por Estrasburgo en diciembre es como entrar en una postal navideña. Su mercado es uno de los más antiguos de Europa, ya que ha funcionado de manera ininterrumpida desde 1570, y cuenta con más de 300 puestos que ofrecen productos artesanos, decoraciones tradicionales y especialidades alsacianas, como el pan de especias.
El gigantesco abeto de la Plaza Kléber, que supera los 25 metros, iluminado por miles de luces, convierte el casco histórico en un lugar mágico.
Colmar: una ciudad de cuento
Parece ser un destino diseñado exclusivamente para estas fechas. Sus casas de madera, canales y calles adoquinadas se iluminan con guirnaldas y farolillos.
Lo más curioso de Colmar es que cuenta con seis mercadillos navideños diferentes, cada uno con su propia personalidad, y su sistema de iluminación incluye más de mil puntos de luz que cambian de intensidad durante la noche, creando paseos especiales y únicos, tanto para familias como para parejas.
Rothenburg ob der Tauber: tradición medieval
Menos masificada que otras ciudades alemanas, Rothenburg mantiene intacta su esencia medieval. Su mercado Reiterlesmarkt se celebra frente al ayuntamiento gótico y mantiene tradiciones que se remontan a la Edad Media.
Allí se puede probar el Schneeball, un dulce típico con forma de bola de nieve. Sus murallas, torres y tejados nevados hacen que cada rincón parezca sacado de un cuento y alejado del turismo masivo.
Hallstatt: la joya alpina de Austria
Hallstatt, rodeado de montañas y situado junto a un lago que suele congelarse en invierno, combina la belleza natural de sus paisajes con el encanto de sus casas tradicionales austríacas.
Su mercado navideño es pequeño, pero muy auténtico y local, ya que ofrece productos artesanales y gastronomía típica, como el Kaiserschmarrn, un postre similar a una tortita esponjosa, caramelizada y servida con azúcar glas y compota de frutas.
Hallstatt es uno de los pueblos habitados más antiguos de Europa, con más de 7.000 años de historia, lo que convierte su visita en un auténtico viaje al pasado.
Praga: la Navidad en Europa Central
En la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga se encuentra uno de los árboles de Navidad más emblemáticos de Europa Central, rodeado de puestos de artesanía, adornos navideños y dulces típicos como el trdelník, elaborado con masa enrollada en un cilindro, horneada y con azúcar y canela.
Además, es habitual encontrar coros navideños locales que interpretan villancicos tradicionales.
Tallin: una experiencia navideña diferente
Tallin es un destino navideño menos explorado por los españoles. Su mercado en la Plaza del Ayuntamiento, rodeado de edificios medievales, presume de tener uno de los primeros árboles de Navidad públicos de Europa, construido en el siglo XV.
Allí es tradición degustar salchichas estonias y vivir la música folklórica local, para ofrecer una experiencia tradicional del lugar.
Londres: la Navidad más cosmopolita
Si lo tuyo son las grandes ciudades, repletas de planes, Londres es una parada imprescindible. Durante estas fechas, calles emblemáticas como Oxford Street, Regent Street o Carnaby Street se iluminan con espectaculares decoraciones que transforman la ciudad en un auténtico escenario navideño.
A ello se suma el ambiente de Covent Garden, con su enorme árbol decorado, actuaciones en directo y puestos artesanos. Otros de los grandes reclamos es Hyde Park Winter Wonderland, un mercado navideño con atracciones, pista de hielo, espectáculos y casetas gastronómicas.
Viajar en Navidad no es solo cambiar de destino, sino descubrir nuevas tradiciones y formas de celebrar estas fechas, con sus paisajes nevados, los mercadillos llenos de encanto, su gastronomía típica y las costumbres locales.
Y tú, ¿prefieres vivir la Navidad desde casa o dejarte sorprender por estas ciudades europeas para conocer su esencia durante esta época del año?
